viernes, 28 de enero de 2011

Borrón. Cuenta nueva.

29 días desde el comienzo del nuevo año, y tantas cosas han pasado en este tiempo. Olvidémonos de aquellos asuntos que me quitaban el sueño (aquél asunto...) porque, sinceramente, ya no me lo quita. Es más, alguien me lo ha quitado, ya que lo menciono. Era un simple capricho. Una tonta suposición. Una ingenua interpretación. Y se supone que ese va a ser mi trabajo, interpretar... pues he hecho un buen comienzo. 


Bref, que dirían los franceses.


El lunes fue el vigésimo aniversario de mi llegada a este mundo, y mis amigos me dieron una gran sorpresa... se las ingeniaron para conseguir pastelitos a las 00:00 del 24 de enero del 2011. Un domingo. Cómo no.
No lloré por poco. Me felicitaron en dos lenguas, y un dialecto colombiano. Soy afortunada.


La soirée de celebración aún ni siquiera está planeada... aunque les descubrí la sorpresa, algo se hará. 


Y sigo con las soirées internacionales (mi mejor método para aprender francés, y no el de "aprenda inglés con 100 palabras", eso no tiene futuro). El vino y la música son el mejor método para comenzar a dialogar. De lo que sea. 








Hoy he comprado una planta. Recuerdo haber visto una película donde los pacientes que supuestamente se habían recuperado de una depresión, compraban, primero, una planta y debían cuidarla. Luego, un animal. Luego, una vez hubieran tenido éxito en el cuidado de ambos seres, estarían preparados para mantener una relación con una persona. A alguno se le murió la planta, y echó a llorar desconsoladamente. 


A veces no soy capaz ni de cuidarme a mí misma... así que a una planta... todo ha sido idea de Mar. 


Mar, "comme la mer" (hágase el gesto de una ola con la mano).


Bostezo.
Sueño. 
À plus.

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