viernes, 19 de noviembre de 2010

¿Pop... qué?

No hay nada como tener pocas expectativas para un jueves otoñal, y que de forma repentina vuelvas a contactar con gente de la cual pensabas que habías perdido el número. Los días aquí nunca dejan de sorprenderme. Hablamos francés con nativos, fuimos a una fiesta donde el sonido de las Grecas al ritmo de "te estoy amando locamente" hizo auténtico furor entre los franceses y acabamos en un bar clandestino donde me presentaron a una droga de la cual nunca había oído. Poppers.




Después de comprobar de forma indirecta en el ambiente cierto olor a pintura o pegamento, me di cuenta de que el olor salía de esta pequeña botellita que todos ansiaban tener. Tras aspirar unos segundos esa droga, todos mostraban una cara de relajación, de bienestar, que aún siendo tan prometedores los efectos, no me atreví a probar. Sin embargo, pronto aparecieron los efectos secundarios. Algunos se pusieron agresivos sin ton ni son, y otros empezaron a hablar con frases inconexas, con difícil vocalización. A pesar de esos impedimentos, recuerdo haber hablado sobre grupos como Phoenix, Justice o Yelle. Pero los efectos ya eran demasiados y "la bajona" llegó. On rentre à la maison. À la prochaine, mes amis.

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